La vendimia cerró con una cosecha corta y con bajos precios

Caída global de la demanda en todos los mercados y especialmente de los tintos, mientras suben los blancos

Ni producción, ni precios para la uva. Finalizada la vendimia en todas las zonas de producción, se han confirmado las previsiones de una cosecha corta por la sequía de solo unos 35 millones de hectolitros entre vino y mosto frente a una media por encima de los 42 millones de hectolitros. La  segunda  nota más importante de la campaña es que, a pesar de una producción corta, dominaron los precios a la baja para la uva consecuencia de una caída de la demanda en todos los mercados y especialmente de los tintos, mientras ganan  peso  todos los blancos, desde  los de Castilla La Mancha a los gallegos..

En el sector productor, las organizaciones agrarias coinciden en denunciar una mayoría de operaciones de compra de uva a unos precios por debajo de los costes de producción, al margen de lo contemplado en la Ley de la Cadena Alimentaria. Se bebe menos vino especialmente en la restauración. El sector productor lo achaca a los elevados precios puestos por las bodegas y, sobre todo, por la restauración, sin que los mismos respondan a los precios pagados por la uva en origen. Upa denuncia que los mayores costes y los bajos precios han hundido la rentabilidad del sector. La organización reconoce una caída de la demanda, señala la insuficiencia este año de la vendimia en verde para reducir la producción y plantea la adopción de medidas de inversión para asegurar el futuro del sector y que se cumpla la Ley de la Cadena.

Para Rafael del Rey, director del Observatorio de los Mercados del Vino, en el mercado interior la demanda pasó de la cifra record de los once millones de hectolitros en 2020 a los nueve millones en 2022 para recuperarse ligeramente hasta los actuales 9,7 millones. Por otra parte, la vendimia está poniendo también de manifiesto de una manera global la evolución de la demanda a favor de los vinos blancos en detrimento de los tintos de alta graduación y envejecidos, salvo algunas excepciones como Ribera de Duero que aguanta. Rioja pierde, lo que obligó la campaña pasada a poner en marcha una destilación.

Esta evolución de la demanda no es única en España, sino que afecta también a otros países comunitarios donde Bruselas estima un descenso del 7% en Italia, del 15% en Francia, del 22% en Alemania, del 34% en Portugal y del 10% España. En el caso francés, esta situación se escenificó en las últimas semanas con las protestas de los viticultores contra la entrada de vino español a granel a bajos precios, unos 0,50 euros litro y por los problemas de excedentes que sufre la zona de Burdeos donde contemplan medidas de ajuste en el cultivo, también por falta de salidas.

En la exportación se ha producido una situación similar con unas ventas que han caído de 23 a 20,9 millones de hectolitros, aunque aumentó su facturación hasta los 3.000 millones de euros. Sigue la asignatura pendiente de la venta masiva de graneles a menos 0,50 euros litro.

En  comportamiento del la producción y de los mercado es muy dispar y se halla en función de la oferta de cada territorio y las Denominaciones de Origen.

En Ribera del Duero, la producción estimada esta vendimia es de unos 110 millones de kilos de uva, cifra que se podría considerar ligeramente por debajo de la media, frente a cosechas de hasta 155 millones en 2017 o los 105 millones de kilos de uva de 2022. La calidad ha sido buena y se pagaron precios de entre uno y 1,40 euros kilo con partidas de hasta los dos euros kilo. A diferencia de otras zonas, no tiene problemas de ventas de vinos.

En Rioja con una grave situación de excedentes, calificada por los más optimistas como de existencias elevadas, con unas previsiones de cosecha de 400 millones de kilos de uva, los precios medios oscilaron entre 0,75 euros para tintos y de 0,60 euros para blancos frente a unos costes medios establecidos por el gobierno regional en 0,70 euros.