La enfermedad hemorrágica epizoótica ha llegado también a Cataluña, la única comunidad autónoma de la España peninsular donde no se había registrado ningún caso. En concreto, se han confirmado dos focos en Lérida.

Hasta el pasado 3 de octubre se contabilizaban 188 en todo el país, que son unos 30 más que en la actualización anterior. La localización de los focos en Lérida implica modificaciones en la zona desde la que se restringe el movimiento directo de bovinos, ovinos y caprinos para vida a otros Estados miembros de la Unión Europea, que abarca ahora a toda la Península.

En Castilla y León los focos registrados hasta ahora se habían dado en vacuno extensivo, pero ya se han confirmado casos en ciervos y en vacuno intensivo, lo que preocupa a los ganaderos y también a los veterinarios. Durante una jornada sobre la enfermedad celebrada en Zamora, la presidenta del Colegio de Veterinarios de Zamora, Elena Laguno, apuntó que la presencia de la enfermedad en el ganado intensivo y en ciervos hace más difícil su control. Por su parte, los responsables de COAG en esta comunidad autónoma consideran que su extensión al vacuno de leche puede causar daños mucho mayores. Estima que las reses muertas en la región superan ya las 3.000 y ha recordado que cada vaca que muere supone una pérdida de entre 900 y 1.500 euros. La Unión de Pequeños Agricultores ha exigido a la Junta que concrete y habilite ya las ayudas a los ganaderos afectados.

En Castilla-La Mancha, ASAJA ha pedido al Gobierno regional que trabaje para que se reconozca la enfermedad como una causa mayor y se articulen medidas e indemnizaciones por pérdidas de animales afectados, al igual que están haciendo otras comunidades autónomas. Reclama también a la Administración regional los datos sobre altas de nacimientos, bajas y retiradas de animales muertos, de tal manera que se puedan hacer comparativas de los últimos dos meses y del próximo año y comprobar la incidencia de la enfermedad hemorrágica epizoótica en la cabaña ganadera.