24/07/2023 13:37
Con la sequía golpeando las posibilidades de cosecha para la próxima campaña, los precios del aceite de oliva se han situado esta campaña en las cotas más altas de la historia con unas cotizaciones medias de 7,6 euros kilo para un tipo virgen extra o el de mayor calidad, siete euros para un aceite virgen y 6,8 euros para un tipo lampante sometido a un tratamiento de refinado paran su consumo. Aceites de mayor calidad se han llegado a pagar a más de ocho euros kilo. A efectos del precio a pagar por el consumidor, un litro de aceite supone unos 900 gramos .La subida se ha traducido en caída de ventas en la exportación y también al consumo interior donde el recorte más importante ha estado en los usos industriales o en la restauración sustituyendo el mismo por otras grasas más baratas, pero menos en los hogares por la fidelidad de los consumidores.
Según datos oficiales, la campaña se inició con unas existencias de 454.000 toneladas, una cifra superior a la campaña anterior, pero ligeramente por debajo de la media. La subida de los precios ha estado directamente ligada con la baja producción de la pasada campaña de solo 662.000 toneladas frente a unas cosechas medias de 1,4/1,5 millones de toneladas y con unas importaciones previstas de solo unas 140.000 toneladas ante la existencia del mismo problema en países posibles exportadores de la cuenca del Mediterráneo.
Desde la patronal de los exportadores se estima que las ventas caerán en el entorno del 40% desde 1,1 millones de toneladas comercializadas en una campaña normal a solo unas 650.000 toneladas ante la competencia de otros países productores con importantes ventas de graneles, sobre todo en Estados Unidos. En el mercado interior, globalmente se espera un descenso similar desde las más de 500.000 toneladas que absorbía en condiciones normales de precios.
La patronal de las industrias y los productores temen que este comportamiento de los precios debido a situaciones climatológicas, pudiera tener efectos a futuro sobre cambio en el uso del aceite de oliva en la industria alimentaria o en la restauración empleando otras grasas más baratas de girasol, soja, palma, colza, coco….
Las previsiones de cosecha en este momento no son tampoco positivas por la falta de lluvias y también por las dificultades para acometer los riegos necesarios. En este contexto, las expectativas iniciales apuntan a otra campaña a la baja que en el mejor de los casos desde las posiciones más optimistas cifran entre 750.000 y 800.000 toneladas, volumen que se sumaría unas existencias a la baja de solo menos de 200.000 toneladas. En todo caso, desde el sector no se pierde la esperanza ya que, si se producen lluvias en los próximos meses hasta el otoño podría cambiar parcialmente el actual panorama del mercado.
El olivar supone 2,7 millones de hectáreas de las que 0,8 millones disponen de teóricas posibilidades de riego. Igualmente, en los últimos años se han llevado a cabo importantes procesos de reestructuración y reconversión hacia olivares tradicionales intensivos, así como a olivares intensivos en espaldera cuya entrada en producción se está haciendo de forma progresiva y que pueden asegurar unas cosechas de base mínimas.
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