Las importaciones comunitarias de cereales se dispararon un 79% en la campaña 2022/23 (que finalizó el 30 de junio) con respecto a la anterior y alcanzaron los 39,5 millones de toneladas, según datos de la Comisión Europea. De ese volumen, algo más de un 35% llegó a España, que importó de países terceros 13,9 millones de toneladas y fue el primer importador de grano entre los miembros de la UE. España fue el principal comprador de trigo blando (4,06 millones de toneladas), de cebada (1,011 millones), de maíz (8,55 millones) y de centeno (80.346 toneladas).

El fuerte incremento de las importaciones comunitarias se debería a la disminución de la cosecha (265,3 millones de toneladas en 2022/23 frente a los 292,6 millones de 2021/22), que también fue sensiblemente más corta en España por la sequía (18,2 millones frente a casi 24 millones en la campaña anterior). Respondería asimismo al aumento de las entradas de trigo blando, cebada y, sobre todo, maíz desde Ucrania. De ese país llegó el 56,5% del maíz importado en la UE en la campaña pasada (14,47 millones de toneladas) así como el 62,3% del trigo blando (5,7 millones) y el 55,7% de la cebada (1,12 millones).

En cuanto a las exportaciones comunitarias a países terceros, se mantuvieron en un nivel muy similar al de la campaña anterior (45,8 millones de toneladas en 2022/23 frente a 46,3 millones en 2021/22). Marruecos, Argelia, Túnez, Arabia Saudí, China y Corea fueron los principales destinos.