La propuesta de Bruselas sobre restauración de la naturaleza se encuentra cada vez con más obstáculos en el Parlamento Europeo. La semana pasada el Partido Popular Europeo (PPE), el principal grupo político, abandonó la mesa de negociación.

En una nota señalaba que la propuesta era mala desde el principio, la considera un ataque contra la agricultura europea y estima que supondrá una reducción de la producción de alimentos en Europa, que hará subir aún más los precios, y puede poner todavía más en peligro la seguridad alimentaria en África, por lo que pide a Bruselas que la retire.

Los partidos de centro e izquierdas han llegado a un compromiso para tratar de salvar el texto, pero hay pocas posibilidades de que sea aprobado en la comisión parlamentaria de Medio Ambiente.

Unos días antes, la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo rechazaba la propuesta.

A la vista del rechazo de una parte del Parlamento Europeo, de algunos Estados miembros y de buena parte del sector agrario a algunas de las propuestas del Pacto Verde europeo, como ésta sobre la restauración de la naturaleza o la relativa al uso sostenible de fitosanitarios, el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, ha hecho una advertencia: ha amenazado, en concreto, con no presentar el proyecto sobre nuevas biotecnologías, un proyecto muy esperado en el mundo agrícola porque permitiría disponer de nuevas variedades de plantas obtenidas por nuevos métodos de selección sin pasar por los procesos y exigencias que se aplican a los transgénicos.

Esta propuesta se iba a presentar el 7 de junio y se ha retrasado ya al 5 de julio y Timmermans ha señalado que para que ese proyecto se presente es necesario avanzar en otros que ya están sobre la mesa, como el de fitosanitarios o el de restauración de la naturaleza. Según él, el Pacto Verde es un paquete, y, si cae una pieza, caen el resto de piezas.

El objetivo del proyecto sobre restauración de la naturaleza es reparar el 80% de los hábitats europeos que se encuentran en malas condiciones, entre ellos los hábitats agrícolas. Plantea, por ejemplo, un aumento general de la biodiversidad en estos hábitats, con incremento de las poblaciones de mariposas, aves y polinizadores, así como del carbono orgánico en los suelos, lo que supondría nuevas obligaciones para los agricultores y ganaderos.