21/05/2023 18:04
Consecuencia del incremento de las exportaciones de Marruecos en condiciones ventajosas, junto a las mayores exigencias en materia del uso de fitosanitarios que no se piden a los productores en terceros países, los productores españoles de tomate han perdido competitividad y cuota de mercado en los demás países comunitarios y en Reino Unido pasando en los últimos años de vender más de un millón a solo unas 630.000 toneladas.
Desde la Federación Española de Productores y Exportadores de Frutas y Hortalizas, el director José María Pozancos destaca la dificultad de competir frente a unas producciones que tienen unos costes de producción a la mitad. Para la patronal, además de esta circunstancia, la realidad es que el sector comunitario se enfrenta a otras causas de mayor calado derivadas del Acuerdo de Asociación de 2013 con unas mínimas exigencias de acceso, entre las que se hallan unos aranceles de 0,46 euros kilo, la aplicación de los mismos a las elevadas producciones de tomate que se obtienen en los territorios del Sahara Occidental, además de la dejadez a la hora de aplicar otras exigencias en frontera.
Ante esta situación, en los últimos meses España ha liderado en Bruselas la necesidad de aplicar la llamada cláusula espejo por la que se debería exigir a los productos importados las mismas condiciones de cultivo que a las producciones comunitarias, entre las que destaca reducir en un 50% el uso de los productos fitosanitarios que en la UE amenazan con provocar un ajuste de las producciones agrícolas.
Las importaciones de tomate en la UE han pasado entre 2013 y 2022 de 441.000 a 793.000 toneladas, y las procedentes de Marruecos de 366.000 a 557.000 toneladas, a las que se sumarian las comercializadas en Reino Unido donde pasaron de 40.000 a 144.000 toneladas, lo que supone un total el 2022 de 700.000 toneladas. Las exportaciones de Turquía, segundo proveedor de tomate pasaron en el mismo periodo de 29.00 a 187.000 toneladas. Con ese volumen, Marruecos ha pasado a copar la venta en algunos de los principales mercados comunitarios como Francia donde, sobre unas importaciones de 429.000 toneladas, las procedentes de Marruecos suman 421.000 toneladas o las 42.000 toneladas exportadas a Países Bajos sobre unas compras en el exterior de 62.000 toneladas.
En el caso de España la entrada de tomate marroquí llegó a las 88.000 toneladas 2022 multiplicando las mismas por cuatro en una década. Sin embargo, lo más grave ya no es la mayor venta en el mercado interior, sino los efectos negativos de las ventas de Marruecos en otros mercados comunitarios reduciendo las posibilidades de venta españolas.
España, con unas producción de tomate para consumo directo, al margen de las producciones para uso industrial, de unos dos millones de toneladas, ha ido perdiendo progresivamente peso en los actuales mercados comunitarios por la presencia marroquí, pasando en una década de exportar algo más de un millón de toneladas en 2013 a solo 630.000 en 2.022 con pérdidas de generalizadas y muy especialmente en Francia. En Reino Unido, uno de los principales mercados, la posición española en el mismo periodo ha pasado de 143.000 a 71.000 toneladas, mientras Marruecos pasaba de 40.000 a 144.000 toneladas. Este impacto negativo no lo ha sufrido solamente España, sino que afectó igualmente a otros países como Holanda que bajó de 176.000 a 123.000 toneladas, a Francia de 12.000 a 1.000 toneladas o a Alemania de que bajó de 18.000 a 740 toneladas .
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