Los precios tiran el consumo de aceite

La demanda interior lo hace un 30% y la exportación más del 20%

La fuerte subida de los precios del aceite en la última campaña en origen hasta entre los cinco y los 5,2 euros kilo, han provocado una caída media de las ventas del 30% en el mercado interior y por encima del 20% en el conjunto de las exportaciones, según los datos manejados por la Administración en los cinco primeros meses de campaña. Sin embargo, a pesar de esta reducción en las ventas, consecuencia de la baja cosecha anterior, la industria mantiene importaciones por encima de las 200.00 toneladas por la falta de oferta interior suficiente para sus necesidades.

Frente a unas producciones medias de entre 1,4 y 1,5 millones de toneladas en los últimos años, y las perspectivas de cosechas a medio plazo de dos millones de toneladas por los procesos de reestructuración del sector y el aumento de olivares intensivos y en espaldera, la realidad hoy es que una campaña pasada bajo mínimos de solo unas 670.000 toneladas y el riesgo de otra en la misma línea, si no cambian radicalmente las condiciones climatológicas, ponen al olivar en una situación excepcional. La bajada de las ventas se presentaría como la única salida para tener una oferta suficiente ajustada incluso a una demanda en retroceso, una coyuntura extraordinaria, hoy solo a expensas de las lluvias.

En los últimos años, en condiciones de normalidad en los mercados, las ventas de aceite de oliva en el mercado interior se hallaban en una línea de estabilidad entre las 500.000 y las 550.000 toneladas, aunque desde la industria se estima que nunca hubo datos muy fiables sobre las mismas. En el caso de las exportaciones, los datos son más claros y las mismas han mantenido una línea al alza hasta estabilizarse en poco más de un millón de toneladas de las que unas 420.000 eran de envasados, con dominio de graneles donde destacan más de 300.000 toneladas para los envasadores italianos.

Estos datos, consecuencia de la subida de los precios en origen, han saltado por los aires en los cinco primeros meses de campaña desde el octubre con una reducción de las ventas en el mercado interior en una media del 30% sobre las campañas anteriores, lo que supondría reducir las ventas en todo el año a unas 420.000 toneladas y más del 20% en la exportación rebajando las mismas a unas 800.000 toneladas.

La campaña actual se inició en octubre con unas existencias de 454.000 toneladas a las que se sumó una cosecha bajo mínimos solo 670.000 y unas importaciones estimadas en más de 200.000 toneladas. Con esas cifras, las disponibilidades totales han sido insuficientes para una estabilidad en los mercados. A pesar de la caída en las ventas, las existencias a finales de campaña se situarían solamente en un máximo de unas 150.000 toneladas, la cifra más baja de los últimos años e insuficiente para el empalme de cosechas, lo que provocaría mayores tensiones aún en los mercados.

En este contexto, los resultados de la nueva campaña de producción se consideran claves. En principio, los datos no pueden ser más negativo para lograr un cierto ajuste entre una demanda, aunque sea a la baja, y la oferta, si no hay un cambio radical en las condiciones climatológicas. Una cosecha similar por debajo de las 700.000 toneladas, unas existencias bajo mínimos en octubre, a diferencia de las habidas hace un año en las mismas fechas y no muchos mercados desde donde importar, colocarían al aceite como un producto casi exclusivo frente a la tradicional demanda masiva del consumidor español. Ello abriría más la puerta a grasas más baratas alternativas con los consiguientes riesgos para el olivar.