La industria alimentaria facturó más y redujo beneficios

La distribución ajustó precios para mantener la demanda

La industria alimentaria registró en 2020 un importante incremento en el volumen de su facturación, más consecuencia de la subida de los precios derivada del aumento de los costes de producción que por el número de kilos o de litros comercializados. Por el contrario, los niveles de beneficios no se han correspondido con el volumen de la venta y los mismos se han recortado respecto al ejercicio anterior por las estrategias de la distribución en su objetivo de mantener la demanda en los lineales en tiempos de crisis.

Entre algunas de las empresas que en estas fechas han hecho públicos sus resultados, en el campo de las multinacionales destaca Nestlé con un incremento del 9,5% en sus ventas hasta los 95.000 millones de euros, pero con un beneficio de 9.600 millones, un 45% inferior al del año anterior. En España, en el campo de los lácteos, Central Lechera Asturiana, Capsa, aumentó su facturación un 18% hasta los 895 millones de euros con un volumen de ventas inferior en un 4% y su beneficio se redujo un 73% hasta los 5,1 millones de euros. En el aceite, el grupo líder Deóleo facturó un 18% más hasta los 872 millones de euros y su beneficio bajó de 16 a solo seis millones