El sector de la frutas y hortalizas, actividad agraria clave con una facturación en origen de más de 20.000 millones, se halla entre dos fuegos, tanto en lo que afecta al mercado interior como al el exterior.

Al pasado mes de octubre, el volumen de la exportación caía entre un 8,6% y un 9,5% aunque el valor se incrementaba un 2,8% hasta los 1.271 millones de euros. Las previsiones para final de año tampoco son positivas con una caída de entre un 8% y un 10% por valor de 16.200 millones de euros y un incremento del 3%.

Sin embargo, lo más destacable por el sector son sus previsiones para 2023 que, según la patronal FEPEX, serán más negativas consecuencia de un descenso en el consumo interior hasta niveles previos a la pandemia y, sobre todo, por el aumento de todo tipo de trabas en el marco comunitario para el desarrollo de unas producciones competitivas frente al exterior por las mayores exigencias fitosanitarias, medioambientales, etc que suponen más costes y menos competitividad.

Las importaciones al mes de octubre suponían un incremento del 7% en volumen y del 14% en valor al poder actuar en sus respectivos territorios en terceros países con ventajas normativas que reducen sus costes, además de la mano de obra. Todo ello, sin obviar una menor competitividad frente a los invernaderos del norte de Europa por sus mejores estructuras y su mayor productividad.