Cumbre del cambio climático, retos sobre el papel

Países grandes que más contaminan no acuden, los pobres no pueden cumplir por su modelo y falta de medios y sólo la UE impone exigencias en solitario al sector

Desde el pasado día seis hasta el 18, representantes de más de 200 países celebran la denominada COP27, Cumbre sobre el Cambio Climático, bajo los auspicios de Naciones Unidas donde se analiza la situación y se prevé se adopten recomendaciones de gran importancia para el futuro del planeta frente a las amenazas derivadas del calentamiento global provocado básicamente por las emisiones de los gases efecto invernadero, sus efectos sobre el cambio climático con fenómenos como la subida media de la temperaturas, el deshielo de los glaciares, la subida de los niveles del mar y, entrando en los más concreto, los datos que se manejan por las compañías en el seguro agrario en España donde destacan el aumento de las sequías, más olas de calor, temperaturas record, tormentas más virulentas o fenómenos climatológicos fuera de lo que era su tiempo normal.

En esta cumbre de Egipto, sobre la mesa se hallaban retos como limitar a menos de dos grados la subida de la temperatura hasta final de siglo, la reducción de la emisión de los gases efecto invernadero CO2, metano o la la búsqueda de energías alternativas y, por otra parte, denuncias por la destrucción de los ecosistemas, de la biodiversidad, la eliminación en una década de 13 millones de hectáreas de bosques o la destrucción de los ecosistemas marinos.

En este momento, aunque la situación del planeta es de muchas alertas rojas en lo que afecta al cambio climático provocado por ese calentamiento global consecuencia básicamente por políticas no respetuosas con el medio ambiente, el resultado es un mar de dudas,

Primero, porque poco se puede esperar de una cumbre que no ha contado con la presencia de tres países que suponen casi el 50% de todas las emisiones de los gases efecto invernadero como China con el 34%, India con un 6,7% y Rusia con un 4,6%,que podrían, pero que señalan no van a cumplir las resoluciones que se adopten si no encajan en sus políticas económicas.

Segundo, porque menos se puede esperar de los países más pobres que, en este caso, señalan no las pueden cumplir simplemente porque no tienen medios económicos para cambiar sus sistemas de producción de la noche a la mañana si no disponen de apoyos externos que serían esos 100.000 millones de euros como apoyos desde los países ricos.

En este contexto donde algunos de los más grandes y potentes no quieren y los más pequeños no pueden adoptar ya medidas para tratar de dar una vuelta a la causas que provocan el cambio climático, la Unión Europea, con una participación de solamente entre un 10 y un12% del cómputo mundial de emisiones de gases efecto invernadero, se ha erigido como el principal bloque de países que tienen en marcha una estrategia global más respetuosa con el medio ambiente con su política verde; condicionalidad refozada; estrategias como “De la Granja a la Mesa” por la que se plantea reducir hasta 2030 en un 20% el empleo de abonos y en un 50% el de los productos fitosanitarios que, en opinión de la patronal AEPLA, supondrá un recorte de la producción en 40% en contra da las políticas de autosuficiencia alimentaria y aumentando la dependencia externa de países donde no se cumplen los mismos criterios y medidas medioambientales; los eco esquemas o prácticas medioambientales a más que se contemplan en la nueva a reforma desde 2023 o la decena de iniciativas BECAM, Buenas Condiciones Agrarias y Medioambientales en defensa de los pastos permanentes, la protección de los humedales, contra la quema de rastrojos, las franjas de protección de cauces de agua, las prácticas de laboreo no agresivas de los suelos, la cobertura de los suelos en los periodos más sensibles, la rotación de cultivos, el mantenimiento de superficies no productivas, la defensa de los espacios Natura 2000 para la protección de los hábitats o la fertilización sostenible.

La defensa del planeta para evitar su estallido con la reducción de emisiones, frenar el calentamiento, mantener el medio ambiente, la biodiversidad,… requieren una respuesta global de todos a los países, desde los más ricos a los más pobres, para quienes es fundamental la solidaridad y el apoyo financiero barajado de 100.000 millones de euros con el objetivo de poder cumplir con esas exigencias sin arruinar sus economías. Pero, es necesario que las resoluciones de este tipo de Cumbres no sean simples recomendaciones y que conlleven mecanismos para su obligado cumplimiento. De lo contrario, si no hay una respuesta global a un problema global, los sacrificios de los agricultores y ganaderos comunitarios será un esfuerzo en solitario, obviamente con efectos positivos sobre el planeta, pero que también se traducirían en menos producción y más dependencia del exterior con riesgo para mantener sus propias explotaciones.