La recolección del arroz avanza en las principales zonas productoras del país en una campaña con una superficie muy inferior a la habitual en algunas de ellas y con una caída prácticamente generalizada de los rendimientos, además de con retraso porque también se retrasaron las siembras.

La disminución de los rendimientos se ha debido en algunos casos a las elevadas temperaturas pero en otros ha sido consecuencia de un exceso de lluvias, que ha dado lugar a una mayor presencia de hongos.

La primera previsión del Ministerio de Agricultura apunta a una cosecha de poco más de 400.000 toneladas, un 36% inferior a la de 2021.

La disminución de la oferta, que se da no solo en España sino a nivel mundial, ha favorecido una subida significativa de los precios. En la variedad Bomba, cuya cosecha será muy corta, la subida ronda el 75% mientras que en el resto se sitúa en torno al 55%.

En la Lonja de Valencia, el arroz Bomba arrancó la semana pasada con una cotización de 1.300 euros por tonelada, frente a 744 euros al comienzo de la campaña el año pasado. Las otras variedades, como Gleva o Fonsa, han cotizado a 480 euros, frente a 310 hace un año.