La batalla desigual entre granjeros e integradoras de pollos

Muchos de los 5.000 ganaderos integrados no pueden dejar de criar y romper los contratos de los que dependen unos ingresos para pagar los créditos con los que levantaron las granjasnjas

Miles de granjeros productores de pollos, mantienen sus demandas a la patronal del sector, Avianza, para la modificación de los contratos de integración para ajustar las condiciones económicas de los mismos. Los ganaderos entienden que por los incrementos registrados en sus costes, especialmente energía, no pueden seguir produciendo a pérdidas lo que llevaría a un cierre de explotaciones. Sin embargo, el drama de muchos ganaderos en una actividad donde la media de edad es de 48 años, es que se embarcaron en la construcción de naves para la crianza y que, si dejaran de producir no podrían hacer frente a sus compromisos financieros. En esa situación, optarían por seguir en la actividad, no pueden cerrar, asumiendo que no perciben una compensación por su trabajo. La patronal no ha respondido aún a sus demandas.

Bajo el sistema de integración, funcionan unas 5.000 explotaciones que suponen más del 80% de la producción de 1,7 millones de toneladas de carne. Esta oferta se halla en manos de menos de una docena de grupos empresariales donde destacan Vall Company con una cuota cercana al 30% tras la compra de Sada, Uvesa con un 13%,Avinatur con menos del 10% y donde también se hallan varios grupos cooperativos como el gallego Coren con más del 8%, AN de Navarra con un 6% o Guissona.

El sistema de integración supone que la empresa integradora proporciona los animales a los ganaderos para su crianza y engorde aportando, aparte del animal, piensos y los tratamientos sanitarios hasta alcanzar un peso medio de 2,7 kilos en un periodo que se sitúa entre los 45 y los 50 días. Por su parte, los granjeros ponen a disposición de las integradoras sus instalaciones, así como su trabajo, además de correr con los gastos de luz, energía para proporcionar frío en verano y calor en invierno o las camas de los suelos.

En la actualidad, por todas esas aportaciones, una mayoría de los contratos contemplan una compensación de entre 0,15 y 0, 16 euros por kilo de carne producida con un animal de un peso medio de 2,7 kilos. Ello se traduce en una compensación de unos 0,44 euros por pollo. Frente a estas cifras, consecuencia de los incrementos de los precios de los medios de producción, los granjeros han planteado una revisión de los contratos con un incremento de la compensaciones hasta los 0,20-0,25 euros por kilo producido, lo que supondría entre 0,55 y 0,60 euros por animal,

Desde la producción origen, se denuncia que los consumidores están pagando unos precios de los que solamente se están beneficiando los grupos integradores y la gran distribución. Según los datos manejados por el sector, los precios de cesión de los mataderos a la distribución se sitúan en una media de 2,50 euros kilo y que los mismos llegan a manos del consumidor a un precio medio del pollo entero de 3,30 euros kilo, por lo que reclama una redistribución de los beneficios.

Desde las empresas integradoras se apunta que los precios solamente de los piensos se han incrementado en un 50% desde la invasión de Ucrania y que se trata de una partida que supone el 80% de los costes de producción sin tener capacidad para repercutir los mismos en los precios finales de cesión de producto a la distribución

La carne fresca de pollo es la más desmandada con un consumo de unos 13 kilos por persona y año y por su bajo precio en relación con otras ofertas.