Cereales, cosecha a la baja y precios por las nubes

A la sequía y el calor se sumó el descenso en el uso de fertilizantes por sus altas cotizaciones

 La actual cosecha de cereales se presenta esta campaña marcada básicamente por los interrogantes en materia de aprovisionamiento consecuencia de los efectos negativos de los calores, la sequía y el escaso uso de fertilizantes en las siembras con reducciones de rendimientos y por la fuerte subida de los precios hasta niveles record de 1990. Las previsiones apuntan a que se mantengan en unos niveles muy elevados en los próximos meses en el mercado interior, salvo que los incrementos de los costes por los piensos y la falta de rentabilidad, provoquen ajustes importantes de las cabañas ganaderas y se reduzca la demanda de cereales.

De acuerdo con los datos sobre superficies y rendimientos elaborados por las Cooperativas Agroalimentarias, las previsiones iniciales en abril que apuntaban a una gran cosecha de superior a los 24 millones de toneladas, se han truncado por las condiciones climatológicas sobrevenidas hasta la fecha y los temores a que se produzcan otros fenómenos negativos como el asurado hasta la recolección. Según apunta Antonio Catón responsable del sector en la organización cooperativa, la cosecha cerealista ascenderá a unos 21 millones de toneladas frente a una media de 20 millones registrada entre los años 2000 a 2020, pero inferior a los 22 millones de media de los años 2016 a 2020, a los 23,4 millones de toneladas de media entre 2018 y 2020 y muy lejos de la cosecha de 2020 con 27 millones de toneladas.

Las condiciones climatológicas han afectado negativamente en especial a los cultivos de cebadas y trigos en la zona centro y en determinados territorios en las provincias al sur de Castilla y León y al bajo Aragón. En principio, solamente con los daños causados hasta la fecha, las estimaciones apuntan a unos recortes superiores al 20% en relación con los esperados.

En el caso del maíz, las estimaciones de las cooperativas contemplan una importante reducción de las superficies de cultivo de 350.000 a solo unas 250.000 hectáreas por la falta de disponibilidades de agua para los riegos especialmente en Aragón, Extremadura o Castilla y León. Se maneja más de un millón de toneladas menos frente a los 4,2 millones de toneladas de la campaña anterior, lo que obligará a mayores importaciones. En muchas zonas esas superficies y otras de barbecho que no se obligó a abandonar, se han destinado a la siembra de girasol.

 Desde Infomarket, como analista y operador en los mercados, José Murillo, apunta una producción de cereales a la baja en el entorno de esos 21 millones de los que 5,5 corresponderían a todos los trigos, 4,9 millones de toneladas a los blandos y 0,6 millones en los trigos duros y 7,5 millones a la cebada. A esas previsiones a la baja, se sumaría el riesgo de un grano de mala calidad con un bajo peso específico por la existencia de un abonado insuficiente provocado por los altos precios de los nitrogenados que darán lugar a que muchos trigos no se puedan utilizar como harineros. En maíz, la superficie la rebaja de 350.000 a unas 310.000 hectáreas.

Desde el Ministerio de Agricultura su titular Luis Planas avanzó una cosecha de entre los 21 y los 23 millones de toneladas.

 En la Unión Europea, las previsiones apuntaban a una cosecha de 291 millones de toneladas, una cifra ligeramente superior a la de la campaña pasada con 130 millones en trigos y otros 70 millones de maíz. Sin embargo, la situación de sequía que sufren también en otros países como Italia o Francia prevén un ajuste y con ello más tensiones en los mercados.

En este escenario, los precios, con ligeras oscilaciones, han alcanzado niveles de las cifras record de 1990, según datos de FAO, especialmente los trigos, a pesar de que la cosecha mundial, según los datos manejados por el Consejo Internacional de Cereales, se situará en cifras record de 2.251 millones de toneladas, siendo la segunda más elevada de la historia a pesar de una mala cosecha en Estados Unidos por la sequía. Sin embargo, en el comportamiento de los mercados están jugando también otros factores como la invasión de Ucrania y la dificultad para llevar cabo las exportaciones habituales, una situación similar en Rusia de donde proceden igualmente elevadas ventas, la decisión de India de frenar la salida de trigos o el acuerdo sobre aprovisionamiento de maíz entre Brasil y China.

Consecuencia de esta situación, los precios ya elevados desde el inicio de la campaña pasada en todos los mercados por la mayor demanda mundial, en el caso del mercado interior, se han situado en un máximo de 370 euros para la cebada, 549 euros para un trigo duro y 420 para los trigos blandos y el maíz. Ello ha supuesto llegar a duplicarse algunos en menos de un año. Parte importante de esa subida para los cerealistas se la han comido sin embargo los incrementos de hasta un 200% de los precios de algunos fertilizantes, la maquinaria, el gasóleo y la energía. La previsión de Infomarket es que sigan las subidas de los precios de los cereales, especialmente en los trigos por la situación de Ucrania o Rusia grandes exportadores y el freno a las ventas de India

España, con una demanda total de cereales entre los 36 y los 38 millones de toneladas para alimentación animal y humana, España mantiene una fuerte dependencia del exterior con unas importaciones de maíz entre los cinco y hasta los nueve millones de toneladas, según campaña, y hasta los cinco millones de toneladas de trigo blando además de cifras más bajas para trigos de fuerza.